martes, 9 de noviembre de 2010

El gran momento de la ducha!!

Y es que parece una tontería, pero el cuerpo se acostumbra de una manera sorprendente al jabón, al agua, a estar bien limpito y frotadito! No sé, no alcanzo a pensar como podían vivir nuestros abuelos lavandose una vez a la semana...o menos! Y es que ducharse, estando así como estoy, es un vicio caro, caro.
Empecemos con la ducha en el hospital:
- Si no te puedes levantar de la cama no te preocupes, llega una enfermera con un salero impresionante, llena una palangana de agua calentita y te friega y refriega....como quien limpia el suelo de su casa. Eso sí, luego te dice: ¿a qué estas mucho más agusto ahora?
- Si te puedes arrastrar (o con silla de ruedas o con muletas) hasta el baño, la cosa no es mucho mejor, porque en el hospital de León no tienen ni una triste silla para que te puedas duchar sentanda y el agua inunda todo el baño según abres la ducha, vamos, que para salir sales en barca....y flotando también sale del baño la silla para las visitas, que es la que usas para ducharte (cuanto más visitas tengas al día más seca quedará)
Cuando llegas a casa piensas que será mucho más fácil.....pero no, primero hay que tener la suerte de tener una ducha-no-bañera, luego empiezas a buscar una silla por casa para meter dentro....finalmente en el chino ves una por 3 euros de plastico que para un apuro vale y luego llega el trabajo de meterse en la ducha poniendo el culo en la silla! A que parece fácil! Pues mira que llevo casi mes y medio desde que me caí y todavía la ducha es un ritual para mí, pero claro, como ducharse es un vicio y yo estoy enganchada no puedo evitar disfrutar todos los días del agua calentita cayendo por encima de mi cuerpo....menos por mi culo, que está sentadito en la silla!

No hay comentarios:

Publicar un comentario